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El Universo premia la acción y no el pensamiento¨, dice el adagio popular y los complementan jocosamente con otro que reza así: ¨el exceso de análisis produce parálisis¨ y para nuestro efecto el Coach en Gestión de riesgos pone a prueba su Pensamiento basado en riesgos cuando se pone en juego en la selección y planteamiento de los eventos o fenómenos y acopia todos los elementos y su capacidad de búsqueda de la información para llegar a la solución del problema, el evento o el fenómeno que enfrenta en un momento determinado.
Especular es muy usual porque la superficialidad es cada día más aceptada. Así qué hablar sin conocimientos reales o con informaciones si cotejar es incrementar la atmosfera de incertidumbre. Zygmunt Bauman (1925-2017), se refería a que la sociedad postmoderna era liquida por ¨las características del estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos¨
Un Coach en gestión de riesgos es aquel que es capaz de liderar a grupo compuesto por personas que posean diferentes habilidades, aunque hace hincapié en una en concreto: la capacidad de resolver problemas, de enfrentarse a retos y de alcanzar las metas, en un entorno competitivo y cambiante.
No siempre se cuenta con personas capaces de dominar el miedo, de no perder el rumbo o la dirección ante eventos disruptivos o en las situaciones de crisis. Por eso el Coach debe asumir riesgos y tener la capacidad de corregir los planteamientos en la medida que ven que no están funcionando.
Por eso en el entrenamiento como Coach en gestión de riesgos y Oportunidades es importante potenciar esa capacidad resolutiva a partir de tres características que la definen: La creatividad, inventar cosas de la nada, de mejorar las existentes desde perspectivas nunca aplicadas, en definitiva, tener una visión clara y creativa a la hora de enfrentarse a las dificultades o retos; La tenacidad o el hecho de enfrentarse a eventos o fenómenos inéditos, que no tienen un precedente sobre el que basarse o al que observar y no vencerse ante las variaciones que surgen. La Continuidad del negocio está basada en la perseverancia ante el reto de dar alcance a los objetivos y finalmente, el optimismo como una actitud con la que se van a encarar esos pequeños fracasos que se vayan acumulando, que en lugar de rendirse logran ver las caídas como oportunidades para aprender. Esto es fundamental para desarrollar resiliencia a partir de las crisis o los eventos disruptivos.
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