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Desarrollar pensamiento basado en riesgos


Steve Jobs decía que “La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo” y hacerse Coach en gestión de riesgos nace de la necesidad de imprimirle un nuevo aire a la Gestión de riesgos otorgándole su dimensión justa. Hasta hoy la mayor meta de muchas tareas relativas a nuestro trabajo habían sido lograr trasladar las variables y mediciones de un estado de Riesgo Inherente a un estado de riesgo residual. No obstante, la confección de una Matriz solo ofrece una foto instantánea que obedece a una realidad presente del momento en que se realizó la medición; sin embargo, como lo anotábamos antes, si los negocios son dinámicos las mediciones no pueden ser estáticas y así como las Bolsa tiene fluctuaciones que varían por minutos, el riesgo tiene ese mismo movimiento discontinuo.

  


Por eso nuestra primera Clave es desarrollar Pensamiento basado en riesgos, que es mucho más que conocer los riesgos, es entender y comprender como se comportan. Es gestionar la incertidumbre para prevenir consecuencias negativas.  El Pensamiento basado en riesgos se sirve de la identificación, la seriación, la ordinalidad, la cardinalidad, el dimensionamiento y la cuantificación como procesos mentales necesarios para abordar un fenómeno en todos sus componentes o factores, pero también se sirve de la percepción y la comunicación como vehículos necesarios para cerrar esa brecha de información y conocimiento, que es la madre de la Incertidumbre. Igualmente, permite poner en marcha controles preventivos para minimizar los efectos negativos, para subsanar o anticipar los sucesos, controlar los imprevistos y



saber gestionar y/o maximizar el uso de oportunidades.

 

Las Oportunidades no son un acto fortuito, ni una casualidad, son la conjunción de las variables de justo a tiempo, entre las relaciones de un sistema con su entorno y sus dinámicas de intercambio, dando lugar a que las condiciones o capacidades sean propicias y adecuadas y se ajusten en forma pertinente a los requisitos, necesidades y expectativas de los grupos de interés. Alguien llamará a esto Suerte, pero en realidad es una relación causal entre el talento y la necesidad, entre la oferta y la demanda, entre el deseo y la disposición de hacer.

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